sábado, 13 de diciembre de 2014

LA ADOPCION DE LA NAVIDAD


Una fuente adicional revela cómo la iglesia romana absorbió la Navidad como celebración oficial. La Enciclopedia Británica, edición de 1946, afirma: “la Navidad no estaba entre los más antiguos festivales de la iglesia… ciertos latinos, ya en el año 354, pudieron haber transferido el nacimiento del 6 de enero al 25 de diciembre, que era entonces, una fiesta del mitraísmo… o el nacimiento del SOL invicto… Los sirios y armenios, que se aferraban al 6 de enero, acusaron a los romanos de adoración al sol e idolatría, argumentando… que la fiesta del 25 de diciembre, había sido inventada por los discípulos de Cerinto…”
Así, un festival pagano, celebrado mucho antes del nacimiento de Cristo, encontró su camino en el cristianismo reconocido.
¿Sabía usted que aun los puritanos de Nueva Inglaterra, del siglo diecisiete, entendían cuán equivocada estaba la Navidad? Ellos, de hecho, prohibieron su observancia mediante una ley, en 1659, en toda la Colonia de la Bahía de Massachusetts. Multas y encarcelamiento podían resultar de ser encontrados guardándola. Pasaron casi 200 años (1856) antes que las personas dejaran de trabajar durante Navidad en Boston. Los puritanos conocían sus raíces y la catalogaron como “idolatría pagana y papista”.

ORIGEN DE LAS GUIRNALDAS, LOS TRONCOS NAVIDEÑOS Y EL MUERDAGO



La Enciclopedia Americana declara: “El acebo, el muérdago, el tronco navideño… son reliquias de tiempos pre-cristianos”. En otras palabras, ¡paganismo! El tronco navideño era usado comúnmente en un rito de adoración de naturaleza teutónica.
Frederick Haskin afirma además: “Las autoridades creen que el uso de la guirnalda navideña puede rastrearse hasta la costumbre pagana de decorar los edificios y lugares de adoración para la fiesta que tenía lugar al mismo tiempo que nuestra Navidad”.
La Enciclopedia Británica, bajo “Celastrales”, expone el origen de la guirnalda de flores: “los paganos europeos traían ramilletes de acebo a sus hogares, y las ofrecían a las hadas de los bosques, como refugios del severo clima invernal. Durante la Saturnalia, el festival romano de invierno, ramas de acebo eran intercambiadas como símbolo de amistad. Los más antiguos cristianos romanos aparentemente usaban el acebo como una decoración en la temporada navideña”.
Hay docenas de tipos distintos de acebo. Virtualmente todos vienen en variedades masculinas y femeninas — tales como “Príncipe azul y Princesa azul” o “muchacho azul y muchacha azul” o “muchacho chino y muchacha china”. Las plantas femeninas de acebo no pueden tener bayas a menos que una planta masculina contigua las polinice. Es fácil ver por qué las guirnaldas de acebo encontraron su camino en los rituales paganos, ¡como un símbolo de amistad y fertilidad!
La Navidad está incompleta para muchos, a menos que incluya “besarse bajo el muérdago”. Esta costumbre pagana era natural en una noche que involucraba mucho jolgorio, hecha en el espíritu de orgías embriagadas. Al igual que hoy, el “beso” usualmente ocurría al comienzo de la celebración de Saturnalia/Navidad. Jamás olvidaré tener que besar siempre a las madres de mis amigos al entrar a cada una de sus casas cada Navidad. Era lo primero que hacíamos. Yo lo detestaba — pero era algo que “debía hacer”. Se consideraba que el muérdago tenía poderes especiales de sanación para aquellos que se “regocijaran” bajo él.
La Enciclopedia Británica, bajo “Santalales”, afirma: “Se cree que el muérdago europeo había tenido un significado ritual especial en las ceremonias druidas y vive en el folklore de hoy, con su estatus especial como el muérdago navideño habiendo venido de épocas anglosajonas”. El muérdago es un parásito que vive en los robles. (Recuerde que los druidas adoraban en bosques de roble). Los antiguos celtas (asociados con los druidas) solían dar el muérdago, como un remedio herbal, a los animales estériles para hacerlos fértiles. Y aún se le conoce como “sanador de todo” en celta.
Al igual que el muérdago, las frutas navideñas también eran consideradas sagradas para el dios sol. El “tronco del sol” [del inglés “sun log”] vino a ser llamado “tronco navideño” [del inglés “yule log”]. Como nota, en inglés a la Navidad también se le llama “Yule”. Esto simplemente significa “rueda”, lo cual ha sido por mucho tiempo la representación del sol. Por eso las personas hoy en día comúnmente hablan de la “temporada sagrada de yule”.

EL ORIGEN DEL ARBOL DE NAVIDAD

Ningún folleto acerca de la Navidad está completo sin alguna explicación acerca del “árbol de Navidad”. Hemos tocado el tema sin enfocarnos directamente en él. El moderno árbol de Navidad se originó en Alemania. Pero los germanos lo obtuvieron de los romanos, quienes lo obtuvieron de los babilonios y egipcios.
Lo siguiente demuestra lo que creen los babilonios acerca del origen del árbol de Navidad: “Una antigua fábula babilónica habla de un árbol de hoja perenne, el cual brotó de un tronco muerto. El viejo tronco simbolizaba a Nimrod muerto, el nuevo árbol de hoja perenne simbolizaba ¡que Nimrod había vuelto a la vida en Tamuz! Entre los druidas, el roble era sagrado, entre los egipcios era la palma, y en Roma era el abeto, ¡el cual era decorado con cerezas rojas durante la Saturnalia!” (Walsh, Curiosidades de costumbres populares, p. 242).
La obra Respuestas a Preguntas, de Frederick J. Haskin, afirma: “El árbol de Navidad es de Egipto, y su origen data de un período muy anterior a la Era Cristiana”. ¿Sabía usted esto — que el árbol de Navidad precedió por mucho tiempo al cristianismo?
La mayoría de aspectos de la Navidad no son descritos en la Biblia. Por supuesto, la razón es porque no son de Dios — no forman parte de la forma en que Él quiere que la gente le adore. El árbol de Navidad, sin embargo, ¡es mencionado en la Biblia de manera directa! Vaya a Jeremías 10:2-5: “Así dijo el Eterno: No aprendáis el camino de las naciones… Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.
Esta descripción del árbol moderno de Navidad es clara. Di-s se refiere a éste de manera directa como “el camino de los paganos”. De una manera igualmente directa, le ordena a Su pueblo que “no aprenda del camino de las naciones”, llamando “vanas” estas costumbres. El versículo 23 añade una declaración sobresaliente y poderosa: “Conozco, oh Eterno, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus [propios] pasos”. Di-s debe enseñarles a las personas cómo vivir. El hombre simplemente no puede entender los caminos de Di-s por sí mismo.
No hay lugar en Jeremías 10 para creer, como algunos han tratado de sugerir, que como estos árboles no tienen poder en sí mismos, en realidad no está prohibido tener un árbol de Navidad. ¡Di-s condena el colocar árboles paganos (de Navidad) con este claro mandato bíblico

NICOLAITAS QUEMANDO A SUS HIJOS!!!

¿Ha considerado que usted también podría estar quemando, y aún sacrificando, a sus hijos hoy (aunque de forma diferente) en su práctica de la Navidad, aunque pueda estar tratando de “enfocarse en Cristo” de manera sincera?
¡Los padres razonan que les deben todo el mito de la Navidad a sus hijos! Las tradiciones de la Navidad se centran principalmente en los niños, y son ciertamente el centro de la mayor parte de lo que ocurre.
Hace algunos años, un sacerdote en Nueva Jersey le dijo a su clase de escuela dominical que Santa era un mito. La indignación de los padres y de sus supervisores fue inmediata. ¡Él había “matado a Santa”! ¡Había “destruido la tradición familiar”! Había “usurpado la autoridad familiar”, continuaba el artículo. Fue censurado oficialmente por sus supervisores, por ser “extremista e insensible”.
¿Su crimen? ¡Dijo la verdad!
Según la Enciclopedia de Historia Universal de Langer, (artículo “Santa”), “Santa” era un nombre común para Nimrod en todo Asia Menor. Este era también el mismo dios del fuego que descendía por las chimeneas de los antiguos paganos y el mismo dios del fuego a quien los infantes le eran quemados y comidos en sacrificio humano, entre aquellos que alguna vez fueron el pueblo de Dios.
Hoy, Santa Claus viene de “San Nicolás”. Washington Irving, en 1809, es el responsable de transformar al viejo y estricto obispo original del mismo nombre, en el nuevo “alegre San Nick” en su obra Knickerbocker History of New York, Historia de Nueva York por Knickerbocker. (La mayoría de las otras tradiciones navideñas de América son aún más recientes que ésta.) “Viejo Nick” ha sido ampliamente reconocido como un término para el diablo.
En Apocalipsis 2:6 y 15, leemos acerca de una “doctrina de los nicolaítas”, la cual Yeshua le dice dos veces a Su Iglesia que “[Él] aborrece”. Analicemos la palabra nicolaíta. Ésta significa “seguidor de Nicolás”. Nikos significa “conquistador, destructor”. Laos significa “pueblo”. Los nicolaítas, entonces, son personas que siguen al conquistador o destructor — Nimrod. ¡Si usted ha creído que el seguir la Navidad es una inocente costumbre cristiana, dese cuenta de esta verdad!

NAVIDAD=SATURNALIA


Ahora lea esta cita bajo el título “Navidad”: “En el mundo romano, la Saturnalia (17 de diciembre) era un tiempo de algarabía e intercambio de regalos. El 25 de diciembre también era considerado como la fecha de nacimiento del dios iraní Mitra, el Sol de la Justicia. En el año nuevo romano (1 de enero), las casas eran decoradas con verdor y luces, y regalos les eran dados a los niños y a los pobres. A estas observancias se sumaban los ritos navideños germánicos y celtas, cuando las tribus teutónicas penetraron en Galo, Bretaña y Europa central. La comida y el buen compañerismo, el tronco navideño y el bizcocho de Navidad, el verdor y los abetos, los regalos y saludos, todos conmemoraban diferentes aspectos de esta temporada festiva. Fuegos y luces, símbolos de calidez y fuego duradero, siempre han sido asociados con el festival invernal, tanto pagano como cristiano” (Enciclopedia Británica, 15ª edición, Vol. II, p. 903).
Una cita final acerca de la selección del 25 de diciembre como la fecha de nacimiento de Cristo se hace necesaria. Note un artículo en The Toronto Star (La estrella de Toronto) de diciembre de 1984, por Alan Edmonds, titulado “Les debemos mucho a los druidas y a los holandeses”, éste dice: “La Reforma le causó daño a la Navidad. Para entonces, por supuesto, los astutos políticos eclesiásticos ya habían adoptado el festival pagano a la mitad del invierno como el supuesto natalicio de Jesús de Nazaret, y habían incorporado algunas otras deidades paganas para hacer más apetecible su toma de poder”.
El 25 de diciembre no fue seleccionado porque fuera el nacimiento de el Mesias, o porque fuera siquiera cercano a éste. Fue seleccionado porque coincidía con el festival pagano idólatra de Saturnalia — y esta celebración debe ser examinada cuidadosamente. En cualquier caso, no sabemos la fecha exacta del nacimiento de el Mesias. Aunque Di-s ciertamente pudo haberla dado a conocer, ¡Él eligió esconderla de los ojos del mundo!

DE DONDE SURGE LA NAVIDAD??


Considere estas citas de la Enciclopedia Católica, edición de 1911, bajo el título “Navidad”: “La Navidad no estaba entre los primeros festivales de la Iglesia… la primera evidencia de esta fiesta es de Egipto”. Además, “las costumbres paganas que se centran alrededor de las calendas de enero, gravitan alrededor de la Navidad”. Bajo el título “Día Natal”, Orígenes, un antiguo autor católico, admitió: “…en las Escrituras no se registra que alguien haya guardado una fiesta u ofrecido un gran banquete en su cumpleaños. Son sólo los pecadores (como Faraón y Herodes) los que hacen grandes regocijos del día en que vinieron a este mundo” (énfasis mío).
La Enciclopedia Americana, edición de 1956, añade: “La Navidad… no era observada en los primeros siglos de la iglesia cristiana, ya que la usanza general era celebrar las muertes de las personas notables, en lugar de su nacimiento… una fiesta fue establecida en memoria de este evento [el nacimiento de Cristo] en el siglo IV. En el siglo V, la iglesia occidental ordenó que la fiesta fuera celebrada en el día de los ritos del nacimiento del sol, y al cierre de la Saturnalia, ya que no existía conocimiento certero del día del nacimiento de Cristo”.
No hay lugar para error en el origen de la celebración moderna de la Navidad. Muchas fuentes adicionales podrían ser citadas y volveremos a esto más adelante. Comencemos a atar algunos otros hechos.
Pasaron 300 años después de Cristo antes que la iglesia romana celebrara la Navidad, y no fue sino hasta el siglo V que fue ordenada su observancia en todo el imperio, como un festival oficial en honor a “Cristo”.

SABES LO QUE ES LA NAVIDAD??

Casi todos los aspectos de la observancia de la Navidad tienen sus raíces en la costumbre romana y en la religión. Considere la siguiente admisión de un gran periódico americano (The Buffalo News, 22 de noviembre de 1984): “La primera referencia a la Navidad que marcó el 25 de diciembre viene del segundo siglo después del nacimiento de el Mesias. Se considera, de igual manera, que las primeras celebraciones de la Navidad fueron en reacción a la Saturnalia romana, un festival de cosecha que marcaba el solsticio de invierno — el regreso del sol — y honraba a Saturno, el dios de la agricultura. La Saturnalia era un tiempo de alboroto, al cual se oponían hasta los más austeros líderes en la aún minoritaria secta cristiana. Según dice un erudito, la Navidad se desarrolló como un medio para reemplazar la adoración del sol (del inglés sun) con la adoración del Hijo (del inglés son). [Nota: en inglés sol se traduce sun e hijo se traduce son; ambas palabras se pronuncian igual.] Para el año 529 d.C., después que el cristianismo se hubiera convertido en la religión oficial del estado en el Imperio Romano, el emperador Justiniano hizo de la Navidad una festividad cívica. La celebración de la Navidad llegó a su cúspide — algunos dirían que a sus peores momentos — en el período medieval, cuando se convirtió en un tiempo para consumo conspicuo y juerga incomparable”.